La relevancia que tuvo la población judía a lo largo de los siglos en España fue inmensa, debido al desarrollo en numerosos campos del saber. Sería a lo largo del siglo X, cuando las comunidades judías alcanzaron su mayor desarrollo coincidiendo con el reinado de Abderramán III. Si hacemos referencia al califato de Córdoba, una figura que destacó entre los judíos fue Hasday Ibn Shaprut, aunque quien tuvo mayor relevancia en la ciudad fue Maimónides.
Se trató de un médico y diplomático que nació en Jaén en 915, aunque la mayor parte de su vida la pasó en Córdoba. Este llevó a cabo hitos como el impulso de la edad de oro de la cultura judía en la Península. Además, las fuentes apuntan a que fue él quien se encargó de llevar a cabo la curación de Sancho I el Craso de León, ya que su abuela, la reina de Navarra, estaba preocupada por la obesidad mórbida de su nieto.
Otro aspecto a tener en cuenta, es que fue el primer judío cuya vida y obra han sido conservadas mediante las fuentes historiográficas con bastante realismo.
También hablaba numerosos idiomas como el árabe, latín y hebreo, por lo que fue en múltiples ocasiones quien se reunió con personajes destacados de otras comunidades para llevar a cabo una serie de acuerdos, siendo en su mayoría un éxito debido a su carácter afable y amabilidad. De esta manera, creó lazos entre el califato de Córdoba y otras naciones. Esto dio lugar incluso, a que el emperador Constantino VII, en agradecimiento le otorgase un código de la obra de Dioscórides, relacionada con la botánica.
Probablemente donde más destacó fue en el ámbito político, ya que fue el encargado de diversas funciones como visir durante el mandato de Abderramán III, a pesar de que nunca llegó a tener el título oficial como tal. También sería uno de sus principales consejeros. La relación con el califa comenzó cuando este último tenía pánico a las serpientes, debido a que su hermano había muerto por una picadura. Shaprut poseía conocimientos sobre la fabricación de antídotos contra las picaduras de estos animales, por lo que elaboró un fármaco para hacer frente al veneno de serpiente.
Tras la muerte del califa, Hasday siguió en el cargo apoyado por Alhakén II, quien lo envistió como príncipe de los judíos, estableciendo su jurisdicción en las comunidades hebreas de Al-Ándalus. Ya en esta etapa, estaría más centrado en ámbitos como la ciencia y cultura. Esto dio lugar a que decidiera fundar la escuela talmúdica más importante del mundo, con el objetivo de estimular el estudio de la cultura hebrea.
Con su muerte, la ciudad de Córdoba contaba con una de las juderías más importantes e influyentes. A su vez, logró que la comunidad gozase de talentos foráneos. Por ello, dejó un legado para la posteridad, además de ser todo un ejemplo de convivencia entre las tres culturas (judíos, cristianos y musulmanes). Fue tolerante en una época donde muchos tuvieron que exiliarse debido a los extremismos llevados a cabo, tanto por cristianos como musulmanes. Los enfrentamientos tendrían graves consecuencias principalmente para la población judía, sin tener más remedio que exiliarse muchos de ellos como fue el caso de Maimónides.
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