05/11/2018

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Uno de los periodos más convulsos e inestables de la historia de nuestro territorio es el que vivió, WalīdʾAḥmad ibn Muḥammad ibn Rušd, más conocido como Averroes...

Nacido en Córdoba 1126 y de buena familia, Averroes supo formarse y relacionarse de forma exquisita para alcanzar los niveles de excelencia que el mismo se marcó desde muy joven.

Destacado jurista, comentarista y traductor de la antigua filosofía griega como Aristóteles y Platón y muy reconocidos tratados médicos que salieron de su puño y letra y que a día de hoy siglo XXI sigue inspirando a jóvenes médicos para avanzar en enfermedades de otra época.

Averroes viajó por diferentes lugares de Al-Andalus, especialmente Andalucía y el Magreb africano, norte de Marruecos, donde su familia propició que tras una herencia de hasta 3 cadí, en el pasado de su apellido el también se convirtiera en Juez, tanto en Sevilla, como en Córdoba.

Demostró también su ambición no a través del conocimiento sino codeándose con Califas y mandatarios de la época como Abu Yaqub Yusuf, el que le nombró en estos cargos, hasta que se trasladó al norte de África, donde en Marrakech empezó a ejercer como medico personal del Califa.

Con la llegada al trono de Yaqub al-Mansur supondrá un varapalo para la carrera de Averroes. El carácter dictatorial del Califa queriendo satisfacer las peticiones de los más integristas y radicales de la época, hizo que sus obras, tratados y escritos de todo tipo fuesen prohibidos, algo que chocaba diametralmente con la apertura de Al-Andalus en periodo califal del siglo X y XI.

Todo esto le valió el destierro de Lucena y buena parte de las tierras andaluzas, algo que empujó a Averroes de nuevo a regresar a Marrakech donde según cuentan las lenguas antiguas recuperó su interés en la teología y el estudio de las religiones monoteístas.

Sus estudios y pensamientos del momento le llevó a afirmar que las tres religiones monoteístas tienen el mismo origen y las mismas raíces, además de predicar con el mismo mensaje, algo que no le importó transmitir en los últimos años de su vida antes de fallecer en 1198 en al ciudad de Marrakech donde tantas veces se le acogió y se le permitió expresarse con más libertad que en la península Ibérica.

Un experto de su época

En la actualidad Averroes tiene el respeto total que se merece como estudioso y erudito de otro tiempo. Sigue siendo referente de la edad media en el avance y desarrollo de teorías y tratados de medicina, derecho y teología, lugar que le corresponde por principios y conocimientos del momento.

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