La Mezquita-Catedral de Córdoba siempre ha sido un espacio que ha fascinado a millones de viajeros desde su construcción. Cuando Abderramán I puso la primera piedra de la mezquita aljama primitiva, a mediados del siglo VIII, no podía llegar ni a imaginar que con el paso de los siglos sus sucesores la ampliarían de tal forma que se convertiría en la tercera mezquita más grande del mundo hasta actualmente, ni menos aún que los cristianos conquistarían la ciudad y decidieran levantar una catedral justo en su interior. Por estos motivos y por muchos otros, la UNESCO decidió declararla Patrimonio de la Humanidad en 1984, haciendo honor así a la magnificencia de este edificio único en el mundo.
¿Y qué secretos se pueden llegar a esconder tras más de 1200 años de historia del edificio? En este monumento cada piedra ha visto pasar numerosas centurias y culturas diferentes que dejarían su legado, su impronta y su sello de tal forma que algunas se esconden en formas de leyendas, historias y rincones ocultos. En este artículo hablaremos de 10 curiosidades que quizás no sepas o se te hayan pasado desapercibidas en tu visita a la mezquita-catedral.
La mezquita no está orientada a La Meca: cuando Abderramán I inició su construcción dice la teoría más romántica que la construyó orientándola a Damasco, en Siria, para recordar su lugar de origen. Hay otras teorías que explican que esta orientación es resultado de la peculiar orografía del terreno, resultando imposible orientarla a la Meca, el punto más sagrado del Islam.
La torre del campanario, tumba de Abderramán III: los cristianos, al construir la torre de la catedral lo harían aprovechando la estructura del antiguo alminar de la mezquita, que de hecho aún se conserva en su interior y se puede observar al subir las escaleras de la actual torre. Se dice que los restos del primer califa de Córdoba, Abderramán III, se encontraban en el alminar de la mezquita.
En el Patio de los Naranjos no siempre hubo naranjos: no sería hasta el siglo XIII cuando los naranjos se plantaron en el actual patio. Anteriormente fue un pórtico abierto donde se ampliaba la oración para los fieles y se realizaban juicios o se impartían clases.
La Puerta del Sabat: esta puerta siempre les resulta curiosa a los turistas que pasean por la calle Torrijos, ya que se encuentra en altura y no hay ningún acceso para entrar en su interior. Tiene su lógica, y es que en época musulmana dicha puerta estaba conectada por un pasadizo elevado con el desaparecido Alcázar Omeya. Actualmente hay unas marcas doradas en el suelo que recuerdan donde se situaron los pilares que sostuvieron este acceso privilegiado que tenía el califa para acceder a rezar directamente a la mezquita.
La Estrella de los Deseos: justo debajo de la puerta del Sabat, en el muro que se encuentra a nivel de cale se puede observar afinando la vista un curioso fósil de na estrella marina de hace millones de años que se ha descubierto a medida que se ha desgastado la piedra. Dice una leyenda que si tocas la piedra, te bendecirá la suerte.
La Columna del Cautivo: en una de las columnas de la mezquita se puede ver una cruz tallada que según una leyenda la esculpió un preso cristiano mientras se encontraba atado a dicha columna, condenado por haberse querido casar con una mujer musulmana. Lo más curioso de todo es que se supone que la tallaría con la uña, por lo que también se la llama Columna de la Uña.
La Columna del Infierno: es la columna más llamativa de la mezquita y es que se encuentra conservada detrás de una vitrina porque la gente a lo largo de los siglos la ha desgastado mucho ¿Por qué? Porque esta columna, sin saber exactamente el motivo, está construida con azufre y antiguamente se decía que si rascabas una moneda se desprendía un olor muy desagradable y la gente lo comprobaba sin miramientos. El olor era tan fuerte que se decía que la columna había sido forjada en el mismísimo Infierno, pero lo cierto es que la explicación es mucho más banal, pues ese olor viene de la reacción entre algo metálico y el azufre.
La Fuente de las Solteras: hasta hace no mucho, había una tradición muy conocida en Córdoba que decía que si eras soltera y querías encontrar marido tenías que beber de las aguas de la fuente de Santa María en el Patio de los Naranjos. La picaresca de algunos cordobeses ávidos de pasión hacía que se colocaran cerca de la fuente para que dichos deseos se hicieran realidad lo antes posible.
La Cadena de Oro: Antiguamente había colgado del techo de la mezquita una cadena de oro que daba vueltas sobre sí misma y llegaba prácticamente hasta el suelo, pero actualmente ya no queda mucho de ella. ¿Por qué? A lo largo de los siglos los diferentes obispos que han ocupado el monumento cortaban un trozo para gastos imprevistos, arreglos, etc… Desde luego, tener una cadena de oro prácticamente delante de tus ojos era una tentación bastante peligrosa.
El túnel secreto de la Mezquita: se cree que existe, o por lo menos hace siglos que se comenta, que hay un túnel que conecta directamente la Mezquita con la ciudad palatina de Medina Azahara, pero no ha sido descubierto. ¿Existirá? Sí que han sido descubiertos varios túneles, pero no son transitables para las personas, por lo que la leyenda aún persistirá.
¿Te han parecido curiosas estas historias? Si quieres conocer más sobre este monumento único de la ciudad, nos encontramos todos los días a las 11 de la mañana en la Puerta de Almodóvar con nuestros guías de amarillo, licenciados en Historia y auténticos profesionales en contar nuestro patrimonio. ¡Te esperamos!