Próxima a la Plaza de Colón, se encuentra una torre albarrana del siglo XV, la cual fue edificada sobre una construcción islámica anterior. Su construcción se llevó a cabo tomando como modelo la Puerta de Sevilla. La Torre de la Malmuerta fue edificada en piedra, rodeada de almenas y con planta octogonal. Además, cuenta con una serie de figuras geométricas. En su interior, hay unas escaleras por las que se accede al adarve y mediante este se llega a una sala caracterizada por una bóveda que está abierta al exterior.
Son diversas las leyendas las que lleva aparejada la edificación, la cual presenta una inscripción dedicada al rey Enrique III, en la que se plasman datos referentes a esta. La historia que ha tenido más relevancia con el paso de los siglos es la relacionada con dos personajes nobiliarios de la época: Gómez de Figueroa y Clara de Herrara. El matrimonio se había llevado a cabo por intereses entre ambas familias, siendo la joven obligada a casarse con un hombre mucho mayor que ella. Eran muchos quienes intentaban pretender a la joven, causando el sufrimiento de su esposo. A pesar de que Clara no sucumbía a ninguno de sus pretendientes, los celos de su marido eran cada vez peores. Finalmente, dado que esta se dedicaba buena parte del tiempo a actividades relacionadas con ayudar a los más necesitados, Figueroa decidió que fueran los mendigos quienes se acercasen a la reja que había en la casa en que ellos vivían, y así que esta no tuviera que salir a la calle. Esto se debía a que este pensaba incluso que había pretendientes que se disfrazaban de mendigos para intentar cortejar a su esposa. Ante la locura del hombre, este decidió visitar a una hechicera que vivía en el antiguo barrio judío de la ciudad. La mujer llevó a cabo una serie de artes oscuras y le preparó una bebida, en la que este vería la realidad. Al tomarse la pócima, lo que vio era a su mujer engañándolo con un hombre, por lo que fue de inmediato en su búsqueda y acabó asesinándola. Cuando los vecinos vieron el delito que este había cometido, fue apresado y ajusticiado.
Al pertenecer a un linaje importante, no fue ejecutado, pero fue obligado a restaurar la memoria de su mujer, quien había sido “malmuerta”. El rey Enrique III, le ordenó que vendiera todas sus propiedades, aunque algunas fuentes historiográficas señalan a que se necesitó para su financiación dinero de los impuestos que pagaban los ciudadanos. Cuando se recaudó, finalmente se derribó su vivienda y se edificó dicha torre. Además, pasaría el resto de su vida hecho prisionero en ella, mientras que la hechicera fue condenada a la hoguera por haberle dado una pócima que hiciera que perdiera la razón. El castigo que el rey les impuso fue bien acogido por la población. Además, la construcción de la torre serviría a su vez de carácter defensivo. Esta estaría conectada a la muralla mediante un arco de medio punto.
Han sido muchos autores de la literatura española quienes se han hecho con el tiempo eco de dicha leyenda. Por ejemplo, Lope de Vega la plasmó en otra de teatro conocida como “Los comendadores de Córdoba”, en 1596.
Esta es una de las tantas historias y leyendas unidas a monumentos y personajes ilustres de Córdoba. Así que, qué mejor manera que pasear por la ciudad, y conocer mediante nuestros tours lugares tan emblemáticos (ruta de la mañana de 11:00 a 13:00 y a la tarde de 19:00 a 21:00).