El saber popular de la ciudad de Córdoba dirá sin lugar a dudas que en época califal se construyó una suerte de red de túneles que conectaba la Mezquita con los edificios más importantes de la Córdoba andalusí. Se trata de una de las mayores curiosidades de la mezquita de Córdoba, pero ¿Qué tiene de cierto la existencia de estos túneles?
Sin lugar a duda se trata de una leyenda muy difícil de comprobar, a día de hoy no existen pruebas documentales de la existencia de dichos túneles, pero la población cordobesa ha ido trasmitiendo las leyendas que los rodean desde tiempos remotos de generación en generación. Aún así grandes historiadores y arqueólogos se han afanado en la investigación de este hecho con la intención de esclarecer la información que tenemos al respecto. Los rumores siempre se han centrado en la figura de Abderramán III, quién mandó construir un pasaje secreto que conectaba su palacio (Medina Azahara) con la Mezquita Aljama, según cuenta la voz popular Abderramán cada día cruzaba a caballo el pasadizo para dirigir los rezos de los fieles. Sin embargo, existe otra teoría bastante aceptada que habla de un túnel que discurría por debajo del río y que conectaba la Torre de la Calahorra con la Mezquita-Catedral.
Aunque los pasadizos no sean visitables pues desconocemos la certeza de su existencia, la Mezquita-Catedral de Córdoba si es visitable y sus horarios y tarifas son los siguientes:
El precio de la entrada a la Mezquita es de 10 euros por persona, para niños de 10 a 14 años 5 euros y gratuita para menores de 10 años y titulares de la tarjeta “Andalucía Junta 65”, siendo también gratis para los nacidos o residentes en Córdoba. El horario para visitar la mezquita de Córdoba gratis es de 8:30h a 9:30h, pasado ese período, se termina la visita, no podréis permancer en el templo y se cierra para la visita regular a partir de las 10:00.
Algunos autores como es el caso de José Manuel Morales hablan de la existencia de ciertas canalizaciones de agua subterránea que comunican la Sierra con el centro de la ciudad. Bajo las calles de la Córdoba romana discurría una bien cuidada y compleja red de canalizaciones que permitía conducir el agua de la lluvia y la sobrante de viviendas o espacios públicos directamente al río. Durante los siglos de dominio musulmán en la ciudad de Córdoba, el agua siguió siendo un elemento clave en el día a día de sus habitantes, pero es complicado afirmar la existencia de pasadizos que estuviesen acondicionados para permitir el paso de personas.
Si podríamos afirmar que el origen de estas leyendas se encontraría en la demostrada existencia de pasajes y túneles hallados bajo la judería de la ciudad de Córdoba y por supuesto hablando de estas leyendas es imposible dejar pasar la oportunidad de hablar del famoso “sabat”.
¿Qué es el “sabat”?
El sabat era un pasadizo, situado sobre el nivel de la calle, que se sustentaba sobre unos pilares y abierto con arcos, lo que permitía el tránsito normal por la calle. Su función es un tema que aún se discute entre los historiadores. Algunos dirán que la función principal era la de proteger al emir o al califa, sin embargo otros dirán que la razón fue para evitar que el emir o califa al acceder al templo interrumpiese los rezos de los fieles allí congregados que se alzaban para ver a su gobernante.
La existencia del “sabat” no está exenta de polémica, pues hace dos años se encontraron unos restos al final de la calle Torrijos ¿eran o no los cimientos del “sabat”? no lo sabemos, pero hay elementos en la historia que siempre permanecen en un precario equilibrio entre la realidad y la leyenda, y puede que sea precisamente eso lo que los hace tan interesantes.
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