Posiblemente se trate de las catas más acotadas que se han hecho en la historia de Andalucía, apenas dos rectángulos de 100x200 centímetros y tan solo un metro de profundidad en una zona aún más pequeña.
Sin embargo, esas pocas losas levantadas y correspondientes a las preceptivas catas arqueológicas para culminar el proyecto de la segunda puerta de la Mezquita-Catedral se encuentran en una zona tan sensible histórica, monumental y arqueológicamente que «no me extrañaría que saliera hasta una nave espacial», decía ayer bromeando un responsable del Cabildo para resaltar una muy seria realidad: la extraordinaria riqueza del subsuelo del monumento en el que no sería extraño cualquier hallazgo sorprendente.
Precisamente, las catas tienen lugar en la parte más antigua del muro Norte de la Mezquita, el primer elemento que se construyó con la obra que se inició por mandato de Abderramán I en el año 785. Así, los trabajos arqueológicos iniciados no tienen, al menos a priori, una fecha de culminación. Incluso, fuentes del Cabildo-Catedral, promotor de una obra que ha sido objeto de polémica, de un amplio debate ciudadano y hasta de una consulta a la Unesco, recuerdan que las catas, como todo proyecto de estas características en un área arqueológicamente sensible, podrían condicionar la ejecución concreta de la obra de la segunda puerta.
Hay que recordar que este proyecto, que obtuvo el visto bueno de la Junta de Andalucía, contempla levantar en el actual vano de la Puerta del Pilar una puerta con el mismo diseño de la desmontada celosía que en los años setenta del pasado siglo ideó Rafael de la Hoz para cerrar el acceso.
La puerta, según los planos que se aprobaron en la Comisión Provincial del Patrimonio en marzo del 2015, contempla dos paneles fijados a izquierda y derecha del muro (con 1,13 y 1,15 metros de ancho), otro superior fijo bajo el arco (a 4,98 metros de altura) y un vano de dos alas abatibles que dejan un espacio de 2,6 metros de ancho. Precisamente, para fijar estas dos grandes hojas de la puerta es para lo que se precisa instalar dos ejes verticales, a manera de goznes, que son los que motivan la actual intervención arqueológica.
Fuente: Diario de Córdoba.